Primer Día de Visita Pastoral en la Parroquia de la Resurrección de Cristo
- Diócesis de Iztapalapa

- 29 jul
- 6 Min. de lectura
Por: Víctor Barojas.
Por: Víctor Barojas
El 28 de julio a las 17:00 horas, se llevó a cabo el Primer Día de Visita Pastoral de +S.E. Don Jorge Cuapio Bautista a la Parroquia de la Resurrección de Cristo, ubicada en la colonia Constitución, y a cargo del Pbro. Diogo Clemente Neto.

La jornada comenzó con un encuentro entre Monseñor Cuapio y el Grupo de la Tercera Edad. El padre Diogo presentó al obispo ante los asistentes, quienes lo recibieron con entusiasmo. El obispo se mostró cercano, escuchó a cada persona y compartió palabras de aliento sobre esta etapa de la vida.
“La vejez es una bendición del Señor”
Con esta frase, Monseñor Cuapio reconoció el valor de la edad avanzada como un signo del amor de Dios. Lejos de verlo como una carga, invitó a considerarlo un tiempo lleno de gracia.
“Dios nos ha permitido vivir”
El obispo destacó que cada día de vida es un regalo divino, y que llegar a la vejez es un privilegio que permite seguir creciendo en sabiduría y fe.
“Lo bonito de tener muchos años es que hemos vivido, llorado y nos hemos alegrado”
Esta reflexión animó a los presentes a mirar su historia con gratitud. Cada experiencia —alegre o dolorosa— es parte de un camino que ha dado fruto.
Una de las asistentes agradeció que el obispo la saludara cada vez que lo encuentra en la Catedral.

Otra expresó su gratitud a Dios por la vida y pidió bendiciones para su familia. También hubo quien recordó que en los años 70 se alejaron muchos de la Iglesia debido a los movimientos sociales, pero que hoy nota un regreso de las personas a la misa.
“Cada época tiene sus posibilidades y sus riesgos; la diferencia la hace la consciencia de las personas”
Ante esa reflexión, Monseñor Cuapio resaltó que la historia humana atraviesa distintas etapas, pero lo esencial es cómo cada persona asume sus decisiones desde la fe.
“Todo está en las manos de Dios”
El obispo recordó que, a pesar de los cambios sociales y culturales, la vida y su rumbo están bajo la Providencia divina.
“Siempre tenemos la oportunidad de corregir nuestra vida”
Con esta frase, invitó a todos a no quedarse en el pasado, sino a redirigir el corazón hacia Dios, sabiendo que siempre es tiempo de conversión.
“La tendencia de los viejitos es buscar a Dios”
Monseñor compartió con humor y ternura que en la madurez crece la necesidad de Dios. La vida espiritual se intensifica cuando uno reconoce su fragilidad y busca lo eterno.
“Cada tiempo tiene su reto, su oportunidad y su riesgo”
Reiteró que ninguna generación está exenta de desafíos, pero cada una puede descubrir también la oportunidad de acercarse más a Cristo.
“Recojan lo bueno de su vida, sean agradecidos con Dios”
Animó a los adultos mayores a hacer memoria agradecida, reconociendo los momentos de gracia y bendición en sus vidas.
“La tarea de la Iglesia es anunciar a Cristo”
El obispo recordó que toda acción eclesial tiene un único fin: proclamar a Jesucristo como Salvador, especialmente entre quienes más lo necesitan.
“Necesitamos un beso de Dios”
Con esta expresión llena de ternura, Monseñor aludió a la necesidad de experimentar el amor de Dios, no solo entenderlo, sino sentirlo como consuelo y fuerza.
“Nuestro Dios no castiga; lo que llamamos castigos son consecuencias de nuestras propias acciones”
Corrigiendo una visión errónea, explicó que Dios no es un juez vengativo. Lo que a veces se percibe como castigo es en realidad el resultado de nuestras decisiones.
“Es necesario reconocer todo lo bueno que Dios nos da todos los días”
Invitó a los asistentes a ver más allá de los problemas cotidianos y reconocer los pequeños y constantes regalos que Dios ofrece a diario.
“Tenemos pocos ojos para lo bueno y muchos ojos para lo malo”
Con esta frase, el obispo criticó nuestra tendencia a fijarnos en lo negativo. Nos urgió a entrenar la mirada para descubrir lo positivo, lo luminoso.
“Abramos los ojos y oídos a las cosas buenas, eso es lo único que nos llena el corazón de esperanza”
Monseñor subrayó que la esperanza brota cuando aprendemos a valorar lo bueno que sucede, aunque parezca pequeño o discreto.
“A ustedes les toca sostener la esperanza de los más pequeños”
Recordó que los adultos mayores tienen la misión de ser testigos de fe y esperanza para los más jóvenes, que buscan modelos auténticos.
“No le compartas tus amarguras, compártele tu sabiduría y esperanza”
Pidió a los presentes que, en lugar de transmitir quejas o tristezas, compartan lo que han aprendido con fe: una sabiduría que nace de vivir con Dios.
“Les quiero pedir que nos regalen su oración, que es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios”
Monseñor cerró el encuentro agradeciendo el poder de la oración de los mayores. Dijo que su plegaria sostiene a la Iglesia y conmueve a Dios.
“Todo lo que hacemos es una lucha por cumplir la voluntad de Dios”
Con esta última reflexión, motivó a vivir cada día con la intención de agradar a Dios, sabiendo que la vida cristiana es un esfuerzo constante por hacer su voluntad.
Diálogo con líderes sociales y emprendedores
Después, el obispo se reunió con líderes sociales y emprendedores de la comunidad. Uno de los asistentes, médico y profesor universitario, expresó su preocupación por la pérdida de fe entre los jóvenes y la incapacidad de asombrarse ante la realidad, incluso en la ciencia.
“La admiración es el camino de la sabiduría”
Monseñor Cuapio respondió que el asombro es la base del conocimiento profundo. Quien se maravilla, está más cerca de descubrir la verdad.
“A veces nos conformamos y nos da miedo trascender; esa es la tarea del maestro, padre y sacerdote: ayudarles a trascenderse”
El obispo señaló que el verdadero liderazgo educativo y espiritual impulsa a las personas a ir más allá de sí mismas, a buscar lo eterno.

Otro participante, abogado, compartió que organiza rezos vecinales a las 9 de la noche a través de redes sociales, pero se le dificulta atraer a los jóvenes a misa.
“El testimonio es una gran bendición”
Monseñor valoró profundamente ese esfuerzo, recordando que el ejemplo de vida es una de las formas más poderosas de evangelizar.
“Quiero mostrar el rostro de Iztapalapa con tantas personas buenas, extraordinarias y valiosas que hacen tanto bien en la sociedad”
El obispo destacó que, pese a los estigmas sociales, Iztapalapa está llena de personas comprometidas, generosas y constructoras de paz.
“El liderazgo tiene que mirarse hacia el futuro, y el futuro está en los niños y jóvenes”
Subrayó que toda labor social o pastoral debe tener una mirada proyectada hacia las nuevas generaciones, sembrando valores sólidos en ellas.
“Vayamos uniendo fuerzas, superando la tentación de la división y la confrontación”
Finalmente, llamó a la unidad y al trabajo conjunto, superando las diferencias para construir una comunidad más fuerte.
Celebración Eucarística y encuentro con los grupos parroquiales
Más tarde, Monseñor presidió la Santa Misa, concelebrada por el padre Diogo. Durante la homilía, oró por las familias que han sufrido pérdidas y reflexionó sobre la misericordia y la acción de Dios.
“Tenemos que aprender que el pecado, la caída, no nos debe escandalizar; al contrario, es tarea de nosotros interceder ante Dios para que el que peque encuentre a Dios”
Con esta afirmación, el obispo exhortó a la comunidad a no juzgar, sino a acompañar a quienes han fallado en su camino de conversión.
“Nuestro Dios siempre empieza por algo pequeño; una caricia puede ser el principio de una gran conversión”
Recordó que Dios obra desde lo más sencillo. Un gesto de amor puede ser el inicio de un proceso profundo de transformación.
“La obra de Dios es una obra transformante; basta un poco de docilidad y el corazón cambia”
Monseñor concluyó señalando que el cambio interior comienza cuando hay disposición, aunque sea mínima. Dios transforma al que se deja tocar por su gracia.

Al finalizar la misa, el obispo se reunió con los coordinadores de los distintos grupos parroquiales: Sagrado Corazón de Jesús, Lectores, Monaguillos, Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión, Adoración Nocturna, Coros, Catequesis, Escuela de Pastoral y Rosario.

La jornada concluyó con un ambiente de fraternidad y alegría en un convivio comunitario, que celebró la visita del pastor y fortaleció el compromiso de seguir caminando juntos en la fe.





Comentarios