Por: Redacción:
¿Qué debemos hacer? La pregunta que abre caminos
El Evangelio de hoy nos pone frente a una pregunta esencial que surge del corazón humano: “¿Qué debemos hacer?”. Este clamor refleja el deseo de un cambio, la búsqueda de una vida más plena y coherente con el plan de Dios. En este Domingo del Gaudete, la liturgia nos invita a la alegría. Pero esta no es una alegría superficial; es la alegría que nace cuando respondemos a esa pregunta viviendo según el Evangelio. Cuando abrimos nuestras manos al prójimo y ajustamos nuestra vida según la justicia, encontramos la verdadera fuente de gozo.

Compartir: El primer paso hacia la alegría verdadera
Juan el Bautista es claro: quien tenga dos túnicas, que dé una; quien tenga comida, que la comparta. Este llamado nos recuerda que la alegría cristiana no se encuentra acumulando, sino compartiendo. En este Domingo del Gaudete, nos alegramos porque el Señor está cerca, pero esta cercanía nos exige un cambio de corazón. La generosidad con los necesitados no solo transforma a quien recibe, sino también a quien da, porque nos libera del egoísmo y nos llena del gozo que proviene de amar como Dios ama.
La justicia en lo cotidiano: El Evangelio como medida de vida
A los publicanos y soldados, Juan les pide algo sencillo pero radical: actuar con justicia y honestidad en su trabajo diario. No les exige dejar sus ocupaciones, sino vivirlas conforme al plan de Dios. Esto nos recuerda que la santidad no está en los grandes gestos, sino en la fidelidad a Dios en lo cotidiano: ser justos, honestos, generosos y pacíficos. En este tercer domingo de Adviento, nos alegramos porque estas pequeñas conversiones abren paso al Reino de Dios en medio de nosotros.
No somos el Mesías: Reconocer nuestra limitación y esperar en Cristo
Juan el Bautista nos da una gran lección de humildad al recordar que él no es el Mesías, sino solo un instrumento que prepara su llegada. Esto nos invita a la misma actitud en este tiempo de Adviento: reconocernos necesitados de Dios. Nuestra alegría no viene de nuestras propias fuerzas, sino de saber que Jesús está cerca y que Él es quien nos bautiza con el Espíritu Santo y con fuego.
Alegría y purificación: El trigo y la paja de nuestro corazón
El Evangelio concluye con la imagen del trigo y la paja. El Señor viene a separar lo bueno de lo inútil en nuestras vidas. Este es un llamado a permitir que el fuego del Espíritu purifique nuestro corazón. En este Domingo del Gaudete, celebramos con alegría, pero también con un compromiso: dejar que el Señor haga de nosotros personas nuevas, dispuestas a dar fruto en abundancia para su Reino.
Vivir la alegría del Gaudete
Hermanos y hermanas, el Domingo del Gaudete nos llama a anticipar la alegría de la Navidad viviendo ya como discípulos del Señor. ¿Qué debemos hacer? Amar con generosidad, ser justos en lo cotidiano, y abrirnos a la gracia de Aquel que nos bautiza con el Espíritu Santo. Así, nuestra vida será un testimonio de la verdadera alegría que solo Cristo puede dar. ¡El Señor está cerca, alegremos nuestro corazón!
Comments