La Diócesis de Iztapalapa celebra su VI Aniversario con un llamado a la comunión y al cuidado pastoral

Por: Redacción.

El 4 de noviembre se celebró el VI Aniversario de la Erección Canónica de la Diócesis de Iztapalapa en la Catedral del Señor del Santo Sepulcro, donde la comunidad diocesana se reunió en un ambiente de profunda gratitud y esperanza para participar en la Santa Eucaristía presidida por Monseñor Jorge Cuapio Bautista, Obispo de Iztapalapa.

Con alegría y júbilo, sacerdotes, religiosas, diáconos, familias y fieles de toda la Diócesis se congregaron para dar gracias a Dios por los dones derramados durante estos seis años de vida eclesial. La celebración comenzó con un mensaje de bienvenida que recordó que los fieles, convocados por el Señor Jesús, forman una sola familia en la fe, llamada a continuar la historia de salvación que Dios ha tejido en medio de su pueblo.

Durante la liturgia de la Palabra, las lecturas iluminaron el camino recorrido por la Diócesis: el profeta Ezequiel (Ez 34,11-16) evocó la ternura de Dios que cuida personalmente de su rebaño; San Pablo (Ef 2,19-22) exhortó a la comunidad a reconocerse como miembros de la familia de Dios, edificados sobre Cristo; y el Evangelio (Jn 15,1-8) invitó a permanecer unidos a Él, como los sarmientos a la vid, para dar fruto abundante.

En su homilía, Monseñor Cuapio expresó su profundo agradecimiento a Dios por los dones concedidos a esta joven Iglesia particular, subrayando que “la Iglesia es Santa, Católica y Apostólica, donde Cristo se hace presente porque continuamos su encarnación mediante el Espíritu”. Invitó a los fieles a difundir el amor de Dios en un mundo marcado por el sufrimiento y a cuidar el don recibido, como lo muestra la primera lectura: “Debemos cuidar a nuestro Obispo, a nuestros sacerdotes y al pueblo, porque Dios ha puesto una porción de su gracia en nosotros”.

“Somos del Señor”, afirmó el Obispo, recordando que el rebaño de Dios es un regalo del Padre Celestial y motivo de alegría para el pastor. “Así como el pastor cuida de su rebaño, debemos cuidar unos de otros para que nadie se pierda, sino que todos sean conducidos a los mejores pastos y a las aguas limpias”, expresó.

Monseñor Cuapio también invitó a fomentar la comunión, guiados por la sabiduría de la Palabra, para seguir edificando la Iglesia de Cristo en Iztapalapa. Exhortó a pedir perdón por las negligencias o descuidos pastorales, reconociendo que permanecer en Cristo es la fuente de vida, misión y alegría: “Él es el tronco y nosotros somos los sarmientos; unidos a Él daremos fruto”.

La celebración concluyó con oraciones por las familias, los distintos ministerios y toda la comunidad diocesana, pidiendo a Dios que siga bendiciendo la misión de esta Iglesia joven que, con fe y esperanza, continúa edificando el Reino de Dios en Iztapalapa.

Antes de finalizar, el Obispo convocó al presbiterio a participar en la Asamblea Diocesana, que se llevará a cabo el próximo 8 de noviembre en el Internado Guadalupano. Posteriormente, los sacerdotes compartieron un convivio fraterno, signo de comunión y agradecimiento por el caminar conjunto de esta Iglesia particular, que crece bajo la guía del Espíritu Santo.