Por: Anahí Torres
Este 1 de febrero, la Catedral de Iztapalapa fue sede de la XXIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada, un encuentro que reunió a religiosas de diversas congregaciones para reflexionar sobre su misión y renovar su compromiso con la Iglesia.

La Santa Misa fue presidida por Monseñor Jorge Cuapio Bautista, Obispo de la Diócesis de Iztapalapa, quien en su homilía destacó la importancia de agradecer por la vida consagrada y por los fundadores de cada congregación, cuyo carisma sigue guiando el camino de la evangelización.
"Hay que acoger el carisma y profundizarlo. Qué alegría que sigan recibiendo el don que sus fundadores adquirieron".
Asimismo, recordó que la esperanza cristiana se manifiesta en la Redención de Dios, representada en el Niño Jesús, tal como lo hizo Simeón al recibirlo en sus brazos.
Monseñor Cuapio Bautista exhortó a las religiosas a proclamar con gozo el amor y la misericordia divina, destacando que los conventos y espacios religiosos son lugares donde debe permanecer viva la esperanza de Dios.
"Tenemos que renovar nuestras reconciliaciones, vivir, trabajar y sentirnos como hermanos".
Finalmente, reconoció los desafíos que enfrenta la vida consagrada, pero alentó a las religiosas a mantenerse firmes en su vocación, sirviendo con alegría y reconciliación.
La jornada concluyó con un momento de convivencia fraterna entre las religiosas participantes.
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