Comentario al Evangelio de XXIX Domingo Ordinario
- Diócesis de Iztapalapa

- 18 oct
- 2 Min. de lectura
Por: Redacción.
En este XXIX Domingo Ordinario, la Palabra de Dios nos pone delante dos verbos que fundan la vida cristiana: orar y anunciar. Jesús enseña a sus discípulos a orar sin desfallecer, y la Iglesia en este Domingo celebra el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND), recordándonos que la misión no nace primero de estrategias, sino de corazones que oran y confían. Una Iglesia en misión es una Iglesia que ora.

La viuda insistente: La oración que no suelta a Dios
Jesús nos cuenta la parábola de una viuda perseverante frente a un juez injusto. Ella no se rinde, insiste, pide, golpea la puerta hasta obtener justicia. Si un hombre injusto termina cediendo… ¿cuánto más Dios —justo y compasivo— escuchará a sus hijos que claman día y noche?
No se trata de convencer a Dios, sino de perseverar para que no se enfríe nuestra fe. Por eso Jesús termina con una pregunta inquietante:
“Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe sobre la tierra?”
La misión comienza cuando hay cristianos que no se cansan de orar.
Moisés con los brazos en alto: La misión se sostiene entre todos
La primera lectura nos presenta a Moisés intercediendo por el pueblo: mientras sus manos estaban en alto, Israel vencía. Pero solo no podía; Aarón y Jur le sostienen los brazos hasta el ocaso. La victoria no fue solo de Josué en el campo, sino también de los que oran en la colina.
En la Iglesia hay Josués que combaten en la misión —misioneros, catequistas, evangelizadores—, pero también hay Moisés, Aarón y Jur: los que sostienen la misión con la oración, con su ofrenda, con su apoyo silencioso. La misión es siempre obra comunitaria.
La Escritura: el corazón de todo enviado
San Pablo le dice a Timoteo:
“Permanece en lo que aprendiste… proclama la Palabra, a tiempo y a destiempo”.
La misión no consiste en “dar buenas ideas”, sino en proclamar la Palabra inspirada por Dios, la única que “conduce a la salvación”. Un misionero que no ora y no se alimenta de la Palabra es un pozo vacío; pero un misionero que ora la Escritura se convierte en río vivo.
DOMUND: Tu oración, tu ofrenda y tu palabra son misión
Este Domingo Mundial de las Misiones el Señor nos recuerda:
Ora sin cansarte: como la viuda, como Moisés.
Sostén la misión: con tus manos, tu ofrenda, tu apoyo, tu tiempo.
Proclama sin miedo: a tiempo y a destiempo.
Tal vez no todos iremos lejos, pero todos podemos ser misioneros desde donde estamos, si no dejamos de orar y de anunciar.
Que al preguntarnos Jesús:
“¿Encontraré esta fe en la tierra?”
pueda encontrar en nosotros una fe que ora, sostiene y anuncia hasta el final. Amén.





Comentarios