top of page

Comentario al Evangelio del V Domingo de Cuaresma

  • Foto del escritor: Diócesis de Iztapalapa
    Diócesis de Iztapalapa
  • 5 abr
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: hace 5 días

Por: Redacción.


Queridos hermanos y hermanas:

Nos acercamos al final del camino cuaresmal, y este Quinto Domingo nos invita a detenernos para mirar hacia adentro. ¿Qué hemos descubierto de nosotros mismos en estas semanas? ¿Qué heridas hemos puesto ante el Señor? ¿Qué cadenas necesitamos que Él rompa?

Dios no se cansa de empezar de nuevo

La Cuaresma es tiempo de conversión, sí, pero también es tiempo de esperanza. El profeta Isaías hoy nos recuerda que Dios no es un Dios del pasado, sino del presente y del futuro: “No recuerden lo pasado ni piensen en lo antiguo; yo voy a realizar algo nuevo”.


Cuántas veces cargamos con culpas, con errores del pasado, y pensamos que ya no hay camino, que no hay salida. Pero el Señor, como un artista, se atreve a pintar belleza en el desierto, a hacer florecer la vida en medio de lo seco. Si lo hizo antes, si abrió el mar para su pueblo, también hoy puede abrir caminos nuevos en nuestro corazón.


Jesús no nos lanza piedras, nos extiende la mano

El Evangelio de hoy es uno de los pasajes más conmovedores de la misericordia de Jesús. Una mujer sorprendida en su pecado, arrastrada con violencia ante un tribunal público... y Jesús, con el silencio más elocuente de toda la Escritura, escribe en el suelo. ¿Qué escribió? No lo sabemos. Pero sí sabemos qué dijo: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.


Aquí no se trata de justificar el pecado, sino de reconocer que todos necesitamos perdón. Jesús no minimiza el mal, pero no condena: transforma. “Tampoco yo te condeno. Vete y no peques más”. Es un Dios que mira con compasión, que no aplasta al pecador, sino que lo levanta. Y eso es lo que hoy quiere hacer con nosotros: no nos pide cuentas, nos da otra oportunidad.


La verdadera justicia nace del amor

San Pablo, en su carta a los Filipenses, ha comprendido esto profundamente. Todo lo que antes consideraba valioso, ahora lo deja atrás por un bien más grande: conocer a Cristo. Este es el camino cristiano: no aferrarse a normas, no aplaudir el castigo, sino buscar a Cristo, amar como Él, vivir con su Espíritu.


San Pablo no dice que ya lo ha logrado, pero sí que corre hacia la meta. ¿Y cuál es la meta? Ser como Cristo. Esa es la justicia que supera a la de los fariseos: la justicia del amor que no condena, sino que restaura.


Somos un pueblo que proclama la alabanza

Isaías termina con una promesa: “El pueblo que me he formado proclamará mis alabanzas”. Ese es el final de toda historia de perdón: la alabanza. La mujer perdonada, el pecador reconciliado, el corazón sanado... terminan alabando. Cuando uno ha sido salvado, ya no vive igual. No puede. Porque ha tocado la misericordia de Dios, y eso cambia todo.


Tú tampoco estás condenado

Querido hermano, querida hermana: si hoy te sientes como la mujer del Evangelio, expuesto, juzgado o atrapado por tus errores, escucha bien las palabras de Jesús: “Tampoco yo te condeno. Vete y no peques más”.


Dios no está buscando destruirte, sino salvarte. Y en este camino de Cuaresma, aún hay tiempo. Aún puede brotar lo nuevo. Aún hay un premio que nos espera si corremos tras Él, como San Pablo. Aún hay un canto que puede nacer de nuestro corazón agradecido.


Hoy Jesús escribe algo nuevo en el suelo de tu vida. No lo borres. Déjalo grabado para siempre.

Amén.

Comentários


CURIA DIOCESANA

ATENCION: LUNES A VIERNES 

9:00 A 15:00 HRS

REDES SOCIALES
CONTACTO

55 5634 0103

 

Procuradores No. 6 Col. El Sifón C.P. 09400 Iztapalapa, CDMX

 

comunicacion.diocesisiztapalpa@gmail.com

  • Blanco Icono de Instagram
  • Blanco Icono de YouTube
  • Twitter Icono blanco
SUSCRIBETE A NUESTRO BOLETIN
untitleddesign_57795489_original_KCVmVk4

© 2023 DIOCESIS DE IZTAPALPA

bottom of page