top of page

Comentario al Evangelio del XV Domingo Ordinario

  • Foto del escritor: Diócesis de Iztapalapa
    Diócesis de Iztapalapa
  • 12 jul
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 14 jul

Por: Redacción.


Queridos hermanos y hermanas:

En este XV Domingo Ordinario, la Palabra de Dios nos invita a mirar con profundidad nuestro corazón, nuestras actitudes y nuestras prioridades. A veces nos preguntamos: ¿qué tengo que hacer para ser feliz?, ¿qué espera Dios de mí?, ¿cómo puedo acercarme más a Él?

ree

Jesús nos ofrece hoy una respuesta clara, directa y profundamente exigente: vive amando a Dios y amando al prójimo.Pero no se trata de un amor superficial, sino de un amor concreto, compasivo, que se detiene, que cura, que carga con el otro. A través de la parábola del Buen Samaritano, el Señor nos confronta con una verdad fundamental: no se puede amar a Dios de verdad sin amar al prójimo que sufre.


¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?

Esta pregunta que lanza el doctor de la ley no es menor: es la gran pregunta de toda vida humana. Jesús, en vez de responder directamente, le devuelve la pregunta con sabiduría: "¿Qué lees en la Ley?" La respuesta es clara: "Amarás al Señor tu Dios... y a tu prójimo como a ti mismo."


Esta es la esencia de nuestra fe: el amor a Dios y al prójimo no son dos mandamientos separados, sino uno solo con dos dimensiones. No se puede amar a Dios sin amar al hermano, ni amar verdaderamente al hermano si no se ama a Dios.


El prójimo no se elige, se encuentra

Ante la pregunta capciosa del doctor —"¿y quién es mi prójimo?"— Jesús no responde con una definición teórica, sino con una historia que todos conocemos: la parábola del buen samaritano.


En esta historia, el prójimo no es el que pertenece a mi grupo, a mi religión o a mi familia. El prójimo es aquel que necesita de mí. Es aquel que la vida pone en mi camino herido, caído, olvidado, marginado.


Religiosos sin compasión

Jesús menciona que un sacerdote y un levita —hombres de fe, ministros del culto— ven al herido y pasan de largo. ¿Por qué lo hacen? Tal vez por miedo a contaminarse, por apuro, o simplemente por indiferencia. Esta escena es dura, pero nos confronta a todos: ¿cuántas veces nosotros también pasamos de largo frente al dolor ajeno?


Tener fe no nos hace automáticamente compasivos. Tener religión no siempre es sinónimo de tener amor. Jesús nos muestra que el verdadero culto a Dios pasa por el amor concreto al necesitado.


El hereje que resultó santo

El samaritano era, a los ojos del pueblo judío, un enemigo, un hereje, alguien impuro. Y sin embargo, fue el único que se detuvo, que tuvo compasión, que curó, que cargó al herido, que pagó su cuidado.


Jesús rompe así con los esquemas religiosos y sociales. No basta con saber la ley: la verdadera fe se manifiesta en la misericordia. Lo dice claramente: "Anda, y haz tú lo mismo."


La ley está cerca, en tu corazón

La primera lectura, tomada del Deuteronomio, nos recuerda que la voluntad de Dios no está lejos ni es imposible de cumplir. No hay que subir al cielo ni cruzar el mar para encontrarla: "está en tu boca y en tu corazón".


Dios ya ha sembrado en cada uno de nosotros la capacidad de amar, de ayudar, de actuar con justicia. No tenemos excusas. Lo que nos pide no es heroico ni imposible: es tener un corazón disponible.


La misericordia como camino de eternidad

Volvamos a la primera pregunta: ¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús nos ha respondido: vive amando, ten compasión, hazte prójimo.


El camino hacia el cielo comienza en la tierra, cada vez que nos detenemos ante el dolor, cada vez que servimos, perdonamos, cuidamos.


La vida eterna no es un premio al final de la vida, sino una realidad que comienza cuando amamos como Cristo amó.


Haz tú lo mismo

Hoy Jesús nos mira y nos dice lo mismo que al doctor de la ley: “Anda, y haz tú lo mismo”.


Que esta Eucaristía renueve en nosotros el deseo de vivir una fe encarnada, compasiva, y profundamente humana. Y que como el buen samaritano, sepamos detenernos, mirar con entrañas de misericordia y actuar con amor.

Amén.

Comentarios


CURIA DIOCESANA

ATENCION: LUNES A VIERNES 

9:00 A 15:00 HRS

REDES SOCIALES
CONTACTO

55 76672247

 

Procuradores No. 6 Col. El Sifón C.P. 09400 Iztapalapa, CDMX

 

comunicacion.diocesisiztapalpa@gmail.com

  • Blanco Icono de Instagram
  • Blanco Icono de YouTube
  • Twitter Icono blanco
SUSCRIBETE A NUESTRO BOLETIN
untitleddesign_57795489_original_KCVmVk4

© 2023 DIOCESIS DE IZTAPALPA

bottom of page