Diócesis de Iztapalapa se suma a la 14ª Marcha por la Vida
- Diócesis de Iztapalapa
- hace 3 horas
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Por: Lizeth Álvarez.
El 3 de mayo, miles de personas se congregaron en el Monumento a la Revolución para participar en la 14ª Marcha por la Vida, un acto multitudinario cargado de fe, esperanza y compromiso con la defensa de los no nacidos. Jóvenes, niños, adultos, ancianos y familias enteras caminaron unidos en una sola voz a favor de la vida.

Aunque el arranque oficial estaba programado para las 10:00 de la mañana, desde las 8:00 a.m. comenzaron a llegar participantes, incluyendo representantes de organizaciones provida y familias provenientes de distintos estados como Querétaro, Puebla, Estado de México, Quintana Roo y Campeche. Algunos incluso viajaron con uno o dos días de anticipación para garantizar su presencia en esta manifestación.

El evento también tuvo un carácter internacional. Mujeres procedentes de países como Argentina y Estados Unidos compartieron testimonios que conmovieron profundamente a los asistentes. Uno de los más impactantes fue el de una joven madre que anteriormente defendía el aborto, pero cuya perspectiva cambió radicalmente al saber que esperaba un hijo. “Ver a mi hijo por primera vez me cambió la vida”, afirmó conmovida mientras sostenía a su bebé en brazos.
Desde Guadalajara, otra mujer narró su dolorosa experiencia tras someterse a seis abortos. “Usé métodos anticonceptivos, pero fallaron. Me arrepiento profundamente; nada justifica lo que hice”, declaró con valentía.
El banderazo de salida se dio a las 10:30 a.m., y el contingente avanzó por Paseo de la Reforma y Avenida Juárez, hasta llegar al Congreso de la Ciudad de México. Durante el recorrido, se escucharon cantos, alabanzas, consignas y oraciones, entre ellas el rezo del Santo Rosario, mientras los asistentes invocaban al Espíritu Santo y pedían por un país que proteja la vida desde la concepción.
La marcha, que se prolongó por poco más de dos horas, tuvo como protagonistas a los jóvenes. De diversos contextos y regiones del país, marcharon unidos por una causa común: alzar la voz por quienes no pueden hacerlo.
Al llegar al Congreso local, los asistentes guardaron un minuto de silencio en memoria de los bebés que no lograron nacer. En ese momento, se reprodujeron los latidos de un corazón intrauterino, generando un ambiente de profunda reflexión.
La jornada concluyó con la entonación del Himno Nacional Mexicano. Al unísono, los asistentes proclamaron con fuerza: “¡Viva México! ¡Viva la vida!”
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