Juventud carismática vive un encuentro transformador con el Espíritu Santo
- Diócesis de Iztapalapa
- hace 6 días
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Por:Ulisses Junco.
El fuego del Espíritu Santo se hizo presente con fuerza el 21 de junio, durante el Encuentro Diocesano de Jóvenes organizado por la Renovación Carismática Católica en el Espíritu Santo (RCCES). El evento, realizado en el Colegio Consuelo, congregó a decenas de jóvenes de la Diócesis de Iztapalapa bajo el lema bíblico: “No temas, yo te he rescatado, te llamé por tu nombre y eres mío” (Is 43,1), para vivir una jornada de intensa espiritualidad, alegría y transformación interior.

Desde el inicio, el ambiente estuvo impregnado de fe viva. Coordinadores y servidores de RCCES comenzaron la jornada con una oración fervorosa, marcada por el don de lenguas, preparando los corazones para un día de gracia. La alabanza, animada con cantos, danzas y expresiones de júbilo, dio paso a momentos de profundo recogimiento, donde los participantes fueron invitados a abrirse a la acción del Resucitado.

Primer tema: “Tenía un sueño, pero…”
La primera reflexión estuvo a cargo de Blanca Jazmín de Jesús, quien abordó con sensibilidad los desafíos que enfrentan los jóvenes: el miedo, las heridas afectivas y el sentimiento de abandono. A través de su testimonio, invitó a los presentes a reconocer el amor redentor de Cristo, quien llama por el nombre y reafirma la identidad como hijos amados de Dios.

Tras la predicación, se realizó la dinámica “Olas”, un espacio de diálogo entre los jóvenes para conocerse mejor y fortalecer los lazos fraternos. Paralelamente, los adultos participaron en un momento de adoración al Santísimo Sacramento en la capilla.
Segunda predicación: Eduardo Hernández Lara
La segunda intervención fue dirigida por Eduardo Hernández Lara, quien con entusiasmo renovó el ambiente carismático con alabanza, danza y oración de invocación al Espíritu Santo.

“¿Cuántos de nosotros perdemos nuestra esencia por querer agradar a los demás?”, cuestionó. “Dios hoy te llama a abandonarte en sus manos”. Inspirado en el testimonio de Silas, quien alababa incluso en prisión, animó a los jóvenes a liberarse de las cadenas del mundo y buscar una auténtica libertad en Cristo.
Hora Santa y descanso en el Espíritu
Uno de los momentos más conmovedores fue la Hora Santa, presidida por el Pbro. Manuel Vargas. Durante la adoración eucarística, los jóvenes se postraron en oración profunda, muchos con lágrimas, entregando sus vidas al Señor.

Mientras se entonaba el canto “Me postro ante ti”, se vivió un momento de descanso en el Espíritu. El padre Manuel impuso las manos sobre los participantes, pidiendo una efusión del Espíritu Santo.
“El descanso en el Espíritu no es un desmayo, sino un acto de rendición total ante la presencia de Dios”, explicó Paola López, servidora del evento.
El momento concluyó con un acto comunitario de renuncia al pecado. El P. Manuel exhortó a los jóvenes a mantener su decisión de vivir en gracia, recomendándoles rezar diariamente un Padre Nuestro, un Ave María y el Salmo 91.
Clausura con la Santa Misa
La jornada concluyó con la celebración eucarística, presidida por el Pbro. Miguel Ángel Quiroz, Vicario Episcopal. En su homilía, resaltó el papel del Espíritu Santo como fuerza que impulsa a vivir cerca de Dios:
“El Espíritu de Dios es esa brisa que nos guía hacia su corazón. Tenemos que revisar nuestra vida cristiana constantemente para ser luz en medio del mundo”, afirmó.
Dirigiéndose a los jóvenes, los exhortó a ser testigos de Cristo a través del amor cotidiano:
“Un joven puede transformar a otros jóvenes simplemente con su testimonio. Sean fortaleza y ejemplo ante la presencia del Señor”.
También hizo un llamado claro a la confesión y a la Eucaristía como caminos de conversión y herramientas para cambiar el mundo desde la fe y la unidad.
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