Rosario Viviente 2025: un encuentro de fe y esperanza en Iztapalapa
- Diócesis de Iztapalapa

- 12 oct
- 2 Min. de lectura
Por: Redacción.
El 11 de octubre de 2025, la Diócesis de Iztapalapa celebró el Rosario Viviente 2025 en la Macroplaza de la Alcaldía Iztapalapa, un encuentro de oración, fe y esperanza presidido por Monseñor Jorge Cuapio Bautista, Obispo de la Diócesis.

Desde la Catedral de Iztapalapa, el Pbro. José Antonio Hernández Bustamante, Rector de la Catedral de Iztapalapa y fieles emprendieron una peregrinación con la imagen de la Virgen de la Bala, Patrona diocesana, que fue recibida con cantos, porras y alegría por los asistentes reunidos en la Macroplaza. Junto a ella, se presentaron las reliquias de primer grado de San Carlo Acutis y San José Sánchez del Río, así como diversos signos del Jubileo de la Esperanza.

Previo al rezo del Rosario, el ambiente se llenó de cantos y alabanzas animados por el grupo de Pastoral Diocesana. En el acto solemne se recibieron los signos jubilares:
La Paloma, símbolo del Espíritu Santo, la paz y la esperanza.
El Ancla, representación de la fe firme en Cristo ante las dificultades.
El lema del Papa León XIV: “In illo uno unum” (“En Él todos somos uno”), expresión de la unidad de los cristianos en Cristo.
Durante el rezo de los Misterios Gozosos, cada decanato ofreció su oración por una intención especial: los migrantes, los presos, los enfermos, las vocaciones y las familias, pilares de la vida eclesial.

En el Primer Misterio, se hizo un llamado a la solidaridad con los migrantes; en el Segundo, se pidió por quienes se encuentran privados de su libertad y sus familias; el Tercer Misterio fue una invitación a acompañar y fortalecer a los enfermos; el Cuarto, un llamado al discernimiento vocacional y al apoyo a los jóvenes que buscan seguir a Cristo; y en el Quinto Misterio, se reflexionó sobre la familia como espacio fundamental de fe, reconciliación y amor.

En su mensaje, Monseñor Cuapio agradeció la participación de sacerdotes, religiosas y laicos que hicieron posible este encuentro de gracia, exhortando a todos a perseverar en la oración y a ser signos de esperanza en medio del mundo.

Más de un millar de fieles se unieron en una sola voz para elevar su oración a Dios y a la Virgen María. El evento concluyó con la bendición episcopal y cantos de agradecimiento, en un ambiente de profunda devoción.

El cielo se abrió sobre Iztapalapa, iluminando los rostros de un pueblo que camina unido bajo el manto de María, en el espíritu del Jubileo de la Esperanza.





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