Segundo Día de Visita Pastoral en la Parroquia de Nuestra Señora de Zapopan

Por: Anahi Torres.

El 15 de junio, en el marco de las Visitas Pastorales del Segundo Decanato, Monseñor Jorge Cuapio Bautista, Obispo de la Diócesis de Iztapalapa, visitó por segunda vez la Parroquia de Nuestra Señora de Zapopan, ubicada en la colonia Progresista y dirigida por el Pbro. Eduardo Gallegos.

A su llegada, Monseñor fue recibido con afecto por el párroco y por los miembros de la comunidad parroquial, quienes le manifestaron su cercanía, cariño y gratitud por su labor al frente de la Diócesis.

Representantes de diversos grupos compartieron con él su caminar de fe, narrando cómo, a través del servicio y el acompañamiento espiritual, especialmente mediante el sacramento de la Unción de los Enfermos, han ido conociendo más profundamente a Cristo.

Durante su mensaje, el Obispo invitó a los fieles a recordar su historia personal no como motivo de tristeza, sino como oportunidad para reconocer la gracia de Dios en sus vidas. Les exhortó a compartir la sabiduría adquirida, especialmente entre generaciones:

“La sabiduría de los mayores debe unirse con la alegría de los niños y jóvenes”, expresó.

Subrayó además la importancia de la oración:

“Si no tenemos fuerza de oración, ¿cómo esperamos un mundo con bondad?”, dijo el Obispo de Iztapalapa.

Al mismo tiempo, pidió oraciones por los sacerdotes y por las vocaciones, ante la necesidad de ministros en la Iglesia.

Posteriormente, Monseñor Cuapio sostuvo un encuentro con los líderes parroquiales. Escuchó el testimonio y los frutos del trabajo realizado en áreas como Psicología, el Camino Neocatecumenal, Pastoral Familiar, Pastoral de la Vida y Ministerios litúrgicos.

Animó a los líderes a ser responsables y misericordiosos:

“Mi sueño es que nuestra Iglesia sea una familia, mediante la evangelización. Sumemos voluntad y pequeñas acciones para construir un cambio”.

Recordó también que la Diócesis tiene una misión especial hacia los migrantes y las personas privadas de la libertad, dado que en su territorio se encuentran los dos penales más grandes de la Ciudad de México. Invitó a la comunidad a orar por ellos, para que “la caridad cristiana crezca en nosotros”.

El momento con los jóvenes fue particularmente emotivo. Los participantes compartieron sus testimonios de conversión, superación de adicciones, reconciliación familiar y fortalecimiento espiritual.

“No somos un grupo, somos una familia”, afirmaron.

Monseñor agradeció profundamente sus palabras y los animó a seguir construyendo su vida con esperanza:

“No dejen de soñar. Una semilla puede convertir un desierto en un vergel”, expresó.

Les alentó a ser líderes católicos, buenos padres y madres, o incluso futuros sacerdotes, y los invitó al Curso de Líderes Católicos que se impartirá próximamente.

Los jóvenes, por su parte, agradecieron al Pbro. Eduardo —“Padre Lalo”— por su acompañamiento constante y su cercanía.

La jornada concluyó con la celebración de la Santa Misa, presidida por el Obispo. En su homilía, Monseñor Cuapio reflexionó sobre la fuerza del amor como motor de creatividad y servicio:

“El amor de una madre nunca abandona. Así es el amor de Dios. Él nos advierte, pero también nos da gracia y misericordia. Pidámosle un corazón humilde y lleno de compasión”, exhortó.